17. 553 kilómetros

Como me imaginaba, llegué hasta el extremo de la insistencia. La última vez encontré unas cuantas excusas para volver a fallar y pensé que no habría otra oportunidad. Ahora llega. Sin embargo, hoy me he dado cuenta de que he traspasado ese punto. Que en este nuevo viaje estoy realmente solo y la ilusión ha muerto. En el territorio exclusivo de mis ideas, los que hoy me circundan sobran y yo sobro para ellos.

Lo cierto es que no busco ni propongo verdades. Considero, desde hace mucho, que alguien está sobredeterminado por su intuición.

El tiempo que persiste en el mismo lugar, lejos de vertebrarse como un espacio de orden y cambio, es una jungla que amenaza con la nostalgia del pasado y con la rutina del presente. Con las mismas palabras y las mismas acciones.

La incertidumbre me llama. El riesgo siempre inaugura el día cuando rompes la más larga de las pausas. La paradójica certeza de la inseguridad.

Sumergido en el magma del no saber, ajeno por completo a toda regularidad, me impulso.

Despertar al amanecer, con miedo, con tristeza. Escuchar los primeros ruidos de la calle, las primeras conversaciones de las personas, sumergirse en la oscuridad, ver la luz, sentir el aire gélido, el sol a media mañana en lugares en los que no se promete nada. Ciudad interior de nervios y vasos que llevo dentro de mí.

Fuerzo, intento quebrar el cansancio, mi capacidad de reconocimiento. Busco la ingenuidad y la inocencia. Quiero volver a experimentar otras realidades y desaparecer a la vuelta de la esquina, transformado por la impresión que surge de un hecho inexplicable, sin más.


Sep. 2022

© Juan Carlos vásquez

Imagen generada por Juan Carlos Vásquez a través de Wonder arte ia.

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