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Mostrando entradas de junio, 2022

14. La cuenta atrás

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Desde el virus y el confinamiento hasta el efecto de la vacuna, desde el efecto de la vacuna hasta el botón nuclear. La anticipación de las exigencias de un futuro conflicto requiere una comprensión de la continuidad de la naturaleza de la guerra, los avances tecnológicos y los cambios en la orientación. Mientras todos enloquecen, intento pensar en el paraíso. La imaginación figurativa de la masa me asquea, es tan activa y susceptible de ser estúpidamente manipulada. Mi fantasía, hasta cierto punto, se encuentra en la posición de la durmiente cuya razón, temporalmente suspendida, me espera. Nuestra ilusión nos permitiría experimentar cualquier tipo de placer. Saldríamos, y al vernos fuera, despertaríamos y localizaríamos una salida. Al ser solamente capaces de soñar, se multiplican las ilusiones y nos repetimos telepáticamente. Así son los tiempos y sus paralelismos. Destruyo mis ojos, me ciego de manera que se borre este espacio y formemos otros. Lleva una bomba. Sus tejid

13. Tercera dosis

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En la mesa, decían que en esa inmensa urbe, que en realidad era una suma de tres ciudades (Wuchang, Hankou y Hanyang), capital de la provincia de Hubei, el virus había escapado accidentalmente del Instituto de Virología. También existía la posibilidad de que el Gobierno chino hubiese ocultado el origen real. Otra opción era que el laboratorio estuviera experimentando y hubiese manipulado una cepa del virus SARS que escapó y mutó. Hablaban de murciélagos, pangolines y otros factores... En todo caso, la expansión bacteriológica ha dejado millones de muertos y ha generado la aparición de nuevas vacunas "para contrarrestar los efectos". Luis, con una trombosis en el cerebro después del tercer pinchazo, ha articulado ya unas cuantas palabras después de unos meses y ha bromeado sobre su torpe pronunciación. El director del hospital ha dicho que son casos aislados. Otras 24 personas con diagnóstico de trombosis en el abdomen se retuercen, incluso al cruzar la calle, está

(12) 3,2,1,0… Ómicron

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3,2,1,0… Explotan las carcajadas y los abrazos. Las lágrimas corren sobre la piel reseca de las mejillas, el frío rompe los cartílagos, los fuegos artificiales decoran el cielo resonando con sus estruendos. Mientras tanto, María abraza a su madre, padre, hijo y ex. Jesús cuelga una piñata con forma de dromedario para su hijo menor que está de cumpleaños. Desde el fondo se escucha una multitud, su bullicio y sus discusiones. Por unas horas, la nada se llena de intención. Voy de la habitación al salón y del salón a la habitación. Esta vez es Asun quien llama, va a actualizarme sobre el Ómicron y las prohibiciones "otra vez", entre frases cortas y dispares. »En la televisión dicen: "Y si me prohíben el paso, yo me pondré tercera, cuarta y quinta dosis. Yo no me pondré una tercera dosis. El bicho es creado, pero existe. Es o no es, es. No permitirán fumar en... Nos van a matar a todos. ¡No! No nos van a matar a todos. Con lo del cambio climático caerá una nevada

11. Divagaciones sobre el nuevo orden mundial (NOM)

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Los influencers pagados por los políticos, los envidiosos, las pitonisas, los criminales convirtiéndose en jueces. El desarrollo, tan artificial como deformado e infantil, en un círculo absorbente que se denomina agenda. No hay margen de maniobra. Aquí o allá, utilizarán un movimiento de resentidos para lograr los hechos. Los medios de comunicación de masas son el cultivo de toda la gama emocional. Todo deseo es secuestrado y dividido. Cuando crees que vas en dirección correcta, vas a contracorriente. Eres el conejillo de indias, la cobaya, el experimento que grita y protesta y termina firmando sentencia tras sentencia. Te voy a dar unos cuantos placeres, unos cuantos beneficios para robarte la vida y convertirte en un número, en una estadística. Te voy a quitar los placeres, los beneficios, y te veré arrastrándote por unas cuantas migajas que considerarás fortuna. Al frente han surgido nuevos conceptos que celebras, pero que no entiendes. Cuando crees que eres subversivo,

10. Con el avance del tiempo

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Después de haber matado a millones de personas y haber marcado a los demás, el movimiento comienza a dificultarse de nuevo. Ahora, con tan poco espacio en las ciudades, es necesario esterilizar a la población y solicitar un permiso para cualquier acción. Sobre este trasfondo, surgen deseos ocasionales, como el deseo de reunirse en grupo o hablar con una chica sin haber hablado con ella. La lingüística y sus efectos, junto con la posibilidad de acoso debido a la proximidad en la fila, hacen que todo sea peligroso bajo las nuevas leyes. Y cuando te das cuenta de que has cumplido con todas las limitaciones y has programado tus palabras, estas se han ido. Aquello que nos atrae, pero que ahora es más difícil de alcanzar, se manifiesta en todo. Es como si las personas reales no estuvieran presentes en ese momento y todo desapareciera: cosas y personas. Todo son anuncios que encierran reglas, signos que indican direcciones ante la mirada atónita de millones de mutantes que apenas

9. El calor del verano

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Entre la sofocación más absoluta, la distancia y la sed, tenía las piernas rectas, como si quisiera sentirme anclado; y entre los dientes, un cigarro — rodeado de los gustos de la multitud y del humo, los buscadores de personalidad, los vacíos habladores. La temperatura seguía aumentando y la humedad era una constante, reduciéndose a la tarea de quemar. Las planchas no dejaban de calentarse, de freír. Agregando calor al calor en espacios cerrados con la desproporcionada potencia de una fuente. Y abriendo las válvulas de cerveza, los grifos. Y abriendo la boca para alimentar a un parásito caprichoso al que le gusta ser así, invisible y matón. De día y de noche, pensaba en caminar, en preguntarme si llovería, apartando la barbilla del pecho para contemplar la luz enceguecedora que provenía del sol e inmediatamente tenía que cambiar la dirección de mis ojos. Después, veía el paisaje que había quedado atrás: solo entre tantos que no existían más que como la ejemplificación de l

8. Parques, plazas y calles (reflexiones sobre los bancos)

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En dirección a esa poderosa quietud desde donde se observa el mundo pasar, encontramos el silencio interior a pesar del bullicio. El desfile de personas y situaciones puede ser maravilloso, pero también puede incluir una suerte de incertidumbre que en cualquier momento puede hacernos partícipes de una gran cantidad de sucesos inesperados. Desde hace tanto tiempo, tengo la costumbre de buscar en la urbe y seleccionar un banco según un criterio estricto en el que los ángulos permitan una perspectiva total sin convertirse en un punto de atención, y así sentir que hay un reaprendizaje de lo remotamente aprendido. Estar con todos y a la vez estar con uno mismo. Basta con prestar atención a las cosas más simples, al espectáculo de las sensaciones, de las personas que se despliegan ante nosotros en cada momento, a sus palabras, sus susurros y gritos, al sonido leve de las hojas movidas por el viento, al rugir de una moto, al trino de los pájaros y al sonido de los rieles del tren

7. Pospandemia

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Abrieron los compartimentos después de la matanza y los que sobrevivieron salieron despedidos hacia las mesas para devorar las tapas, tomar el vino y atiborrarse de cerveza. El pueblo apareció dividiéndose en grupos a las puertas de los bares. A unos cuantos kilómetros, los habitantes de otros caseríos a esa hora dormían o se desperezaban frente a la televisión. En un plató de fondo azul, el presentador contaba los chismes de última hora: infidelidades, intrigas y abusos en las altas esferas de las élites rosas. En los primeros esfuerzos de movimiento, muchos sufrieron dolor por el daño en sus articulaciones. Otros experimentaron miedo al sentirse observados y perseguidos. A pesar del calor, una mujer insistía en establecer juicios de valor soltando frases inconexas: «No creo que sea necesario/poco elegante/su deber era/como mi madre dice/como decía mi abuela/si a mí se me hubiera ocurrido/¡Madre mía!». De noche, muy de noche, se arremolinaron cientos de jóvenes y regaron d

6. Lo normal

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«[...]. Que inventaran una especie de historia donde el denunciante es el culpable con informes y pruebas de dudosa procedencia, y ahí queda detallado un total estado de deterioro físico, mental. Y si protesta, le clavan un cuchillo [...]». Yo vi a la autoridad pagar a un yonqui para hacerlo; primero evitó las cámaras de seguridad para llegar a él y, ante la negativa, lo hostigó con una orden de arresto. Yo vi a otro agente de civil aparecer, salir de la nada para dar apoyo, con un cigarro en la mano y una navaja en la otra. «Esta es mi zona», y no nos va a involucrar… «Ponlo fuera de circulación o habrá sangre». Y preguntó: ¿Yonqui, estás conmigo o no lo estás? A Yonqui no le quedó más remedio que hacer el trabajo sucio y cargarse al denunciante… después, el policía le quitó el cuchillo y borró las evidencias. El trabajo estaba hecho, ahora Yonqui podría seguir divirtiéndose en el parque; el denunciante que iba a testificar contra el funcionario por tráfico de influencias

5. El regulador

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Caminaba por la calle y vi a un hombre disparar a otro. Observé su caída, el orificio de la bala en su frente y la sangre saliendo del orificio. Pero llegó el forense y me explicó que en determinadas situaciones de estrés, proyectar asesinatos por armas de fuego es normal y que, en realidad, lo que había visto fue un suicidio. No existían disputas, ajustes de cuentas, nada de lo que mi mente estaba considerando era real. Al principio tuve mis dudas y me extrañé. Escuché con desconfianza al forense, pero luego decidí irme y comentarlo en grupo. Una de las personas puntualizó con calma que le había pasado lo mismo. Relacionó el suceso del asesinato con la política y habló de los trucos inconscientes de la mente. Lo había leído en libros y lo había escuchado en la televisión. Lo mejor era ir al hospital. Él ya había ido y le habían recomendado un medicamento muy efectivo para controlar la disociación de elementos. Aunque después de tomarlo se había vuelto lento y olvidadizo, y

4. Mundo rol

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Marco está embarazado. No obstante, ahora comienza a identificarse con su nueva parafilia sexual: la dendrofilia, que describe su atracción hacia los árboles. Comenzó con leves fricciones entre su cuerpo y las ramas; ahora se debate entre el uso de zanahorias, pepinos y los agujeros que están en los troncos. Marco no solo se ha entusiasmado con un algarrobo, sino también con un eucalipto australiano. Lo que más desea es que su hijo nazca rodeado de flores en el jardín de la vecina y, a medida que crezca, disfrute de las bondades de esta práctica. La pareja de Marco es violenta, narcisista, suele calmarse acariciando la barba de Anastasia y saber que su hijo esta incrustado en el vientre de Marco, anteriormente Anastasia. Sin embargo, no pierde la oportunidad, ante una multitud en la calle, de desnudarse, ponerse de cuclillas, tirarse al piso, dar vueltas, mostrar sus genitales a los transeúntes y gritar, como gritan todos, todas, todes. Y se sienten libros, libras, libres.

3. Rarezas del encierro

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No salgas, pero si sales, usa la mascarilla. No toques, no hables, no cruces el límite de las comunidades y, entre tanta prohibición, suena el teléfono. Apenas abro la boca para narrar lo no hecho, X relaciona cualquier anécdota con el trasfondo de un libro, pintura o película. —¿Has leído tal o cual cosa? No lo he leído y, de haberlo hecho, no lo recuerdo... Otros, en otras llamadas, van a más, citan a un autor y desarrollan tanto la idea en el tiempo que interrumpo, pero no logro detenerlos. —¿Ya regresaste al trabajo? ¿En qué ciudad estás? Seguro que... Lo que no entra dentro de una forma nítida y precisa de naturalidad se diluye, se va, se esparce. El recuerdo en estos momentos es mi mejor aliado. Por un momento, logramos pasar de los formalismos y nos partimos de la risa... Una breve pausa de alegría, mientras la multitud de informaciones asaltan las casas con esas máquinas que han desarrollado una cantidad increíble de procedimientos algorítmicos. Los retóricos y los

2. Raval Road (segunda parte)

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Una escalera helicoidal me lleva hasta uno de los pisos superiores del hotel Villanueva en Plaza Real. He tenido fortuna, mi temor eterno de no encontrar ventana ha pasado al entrar a la habitación y ver un balcón con una vista maravillosa. Abro el bolso, sacó el whisky. Dos, tres tragos y a dormir, a la mañana siguiente finalmente será hacer el trámite consular que tanto tiempo estaba esperando y volveré a sentirme libre. El edificio es una maravilla. Data del siglo pasado. Dejo las cortinas abiertas, veo a la gente, medito, regreso a la conciencia de tener el tiempo contado y me apresuró a finalizar con lo propuesto para iniciarme en la aventura. Despierto temprano, salgo temprano. Camino en línea recta a través de la Rambla hasta la plaza Urquinaona. Un pequeño grupo de personas hablan justo al frente del edificio, uno de ellos me señala una lista, me anoto y espero. Mientras cumplo con los pasos conversó con un par de personas, un chico alto, moreno, una chica pequeñita